jueves, 3 de octubre de 2024

La vida se propaga en la Eternidad.

La sombra a la luz, la envuelve,
pero la luz prevalece,
mientras en su brillo crece 
y a la sombra la disuelve.


Así es la vida que, incierta,
en su entregada existencia,
varía en su consistencia,
antes de cerrar su puerta.


A la espera, en una esquina,
la muerte aguarda sin prisa 
y su soplo es como brisa
engañadora y ladina.


Se lleva la juventud 
o la vejez imperiosa 
y no pretende otra cosa
que calmarse en su inquietud.


La vida tiene paciencia 
y admite que, de su suerte 
se ampara y nutre la muerte 
y es también su consecuencia.


Nacemos para morir,
pero ¡Es tan bella la vida!
que la muerte nunca olvida 
el tiempo que se ha de vivir.


Y nos concede en su espera 
un tiempo para gozar
en el misterio de amar
y sentir su luz primera.


Cuando la vida se apaga,
se enciende una fe y se siente 
al florecer su simiente,
que la vida se propaga.

Escrito en Octubre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz “.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



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