como barcos perdidos en la niebla.
Las cucharillas de plata huyeron de la
despensa, ante el calor acumulado
en nuestras bodegas.
Ningún viernes fue víspera de sábado
y la fiesta quedó interrumpida durante
el sepelio de las horas muertas.
Alcanzo a pensar que, la ingravidez patente
en cada pensamiento, no es sino el flujo
que se desliza en la inconstancia
de perseverar los valores, en los cuales
fueron fundamentados.
Hablar y razonar, nunca fue ese cacareo
inconcreto, con el que romper el silencio
con una desarmonía, sino construir la solidez
de la palabra, con la convicción de llegar
donde otros exploradores del verbo,
no han llegado.
Filosóficamente hablando, el filo es algo
somático en el verso y se somatiza a través
de los hechos que manifestamos, durante
un largo periodo de vida, en el cual la luz
puede brillar, sin sentir vergüenza
de su destello.
Escrito en Octubre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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