que de las nubes desciende,
no se sabe y nadie entiende
lo que nos ha sucedido.
La piedra o el mármol frío
se llevó la calidez,
que otrora, en nuestra niñez
nos recordaba el Estío.
Se endurece el corazón
y en todas las ocasiones
se evitan las emociones
con semblante de hormigón.
Que toda materia viva,
que nos pueda trasladar
lejos a cualquier lugar
nos cambia la perspectiva.
No siendo así con la flema,
de un rostro, que muestra inerte
el semblante de la muerte
para dibujar esquema.
La cariátide dormida
de piedra o mármol labrado
durante un tiempo ha observado
una humanidad perdida.
Medrando hacia la inconsciencia
de sentir, que el corazón
es motor de una emoción
y no necesita licencia.
Para poder expresar,
ese cálido candor,
que brota de nuestro amor
al ser capaces de amar.
Escrito en Enero 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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