Un tímido viento sopla y se lleva los últimos
pétalos de la flor de una juventud,
que se marchitó en la espera.
Me hieres la retina con el peso de un recuerdo,
que se desploma en mi ánimo y hay
una pequeña angustia, aún latente
entre los pliegues de mi piel.
Me vence el sueño, tan necesario como
el aliento que se quema con el ardor
de unos besos sobre mis labios.
El alma no tiene cerrrojos y se abre
ante el amor, como una paloma presa
entre las garras de un halcón.
Me escuecen los ojos con mis lágrimas agrias
y tan sólo en un suspiro, puede guardarse
todo el amor exhalado desde lo más profundo
de mi ser.
Escrito en Enero 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.” zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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