con la calma en los letargos
y nos saben muy amargos
los instantes que presencio.
Será por la sensación
de permanecer aislados,
siempre que estamos callados,
cuando es por obligación.
Por falta de distracción
nos juega una mala baza,
la mudez nos atenaza
dentro de una crispación.
Al no hallar la solución,
al silencio requerido,
lo sustituye el sonido
en su máxima expresión.
Escrito en Enero 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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