sábado, 20 de enero de 2024

Transformar el agua en vino.

Herido por amor, voy mal herido,
llevándome conmigo este dolor,
no he sido afortunado en el amor,
me siento solo, triste y abatido.


Creía en el amor y ha resultado,
que es sólo un interés de quien avala
con toda su fortuna, buena o mala,
lograr un falso amor descabellado.


Se compra así el amor, por exprofeso,
se ignora que no es la misma cosa,
que amar es la virtud, porque es hermosa 
y nace del sabor de un solo beso.


Lo otro es la simiente, que en el mal
desprecia todo amor, al comerciar
todo ese sentimiento, que al amar
confunde su raíz en lo sexual.


El sexo es el poder, por eso vende,
pero eso no es amor, no lo parece,
se muere un sentimiento, pues no crece
y es obvio que el matiz no se comprende.


Habrá quien compre su estabilidad,
que puede ser por esa economía,
de poder ver dinero cada día 
sumido en una triste realidad.


Habrá quien en su estado demencial,
intente el equilibrio deseado,
perdido en cada intento, desolado 
en un precario lazo emocional.


Hay quien vive el amor, como un fracaso 
en esta humanidad enloquecida,
prefiero proseguir, vivir mi vida,
ya no voy a sufrir, ya no  es mi caso.


No sé si será este mi destino,
vivir sin el amor qué había soñado,
pues eso pertenece a mi pasado
y ya sé transformar el agua en vino.


Escrito en Enero 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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