de la vida.
La angustia, hecha carne macerada
por el tiempo.
Se deshizo la espuma núbil de la niñez,
y la inocencia, quedó teñida para siempre
de cárdeno olvido.
Los pasos que se persiguen el siguiente
al anterior, sin notar apenas, el crudo asfalto
bajo los pies.
El amor, como un bello adorno, que cubre
las soledades y nos recupera esos instantes,
que deseamos guardar a perpetuidad
en la memoria.
Los pasos una vez más, en el ímpetu
de la adolescencia, hasta llegar a la madurez.
Madurez de madera añeja, que se resquebraja
en recuerdos.
Pasos sin duda, hacia un incierto destino,
con esa extraña sensación de ser solamente,
unas palabras grabadas sobre nuestro
epitafio.
Escrito en Julio 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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