un destino parejo.
¡Hermano! Yo no me quejo,
tuvimos una niñez,
no conocimos el hambre.
Jugábamos a inventar
un futuro a disfrutar,
esperando ese momento,
en que un descubrimiento,
forje nuestra realidad
en la dulce pubertad.
Crecimos en la ilusión,
sintiendo que el corazón,
entre el rosa y encarnado
se sentía enamorado.
Ahora, tenemos la vida,
que un día, sobre la mano,
tuvimos la suerte, hermano,
de conseguir, con paciencia,
el fruto de una experiencia,
tan buena, por merecida.
¡Hermano! Como fue, ha sido,
no albergues ningún temor,
unidos por el amor,
somos un mismo latido.
Escrito en Julio 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz “.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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