que se quiebran, merced a una inoportuna brisa,
que toma sus alas del edredón nocturno,
o el ímpetu que dormita en el sopor
de un sueño enajenado.
La catarsis del párpado durante el insomnio,
revela la inquietud del durmiente,
y el alma errante, retorna para ocupar
un hueco, entre los inertes espacios,
que se hallan en los sosegados suspiros.
El sueño, atrapado en las redes
de la inconsciencia, lucha para abrirse paso
entre la realidad y el espejismo onírico,
que se muestra como una línea sucesiva,
que se alarga durante la noche.
Fantasma de sombras perennes, o suspiros
retenidos en el instante, en que
( sin previo aviso) se precipita en el abismo,
que delimita la realidad y el movimiento
de unos párpados vencidos.
Escrito en Julio 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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