Apaga el fuego reciente,
que en la llama se propaga,
haciendo que se deshaga
la luna, en cuarto creciente.
El sol, una hoguera lista,
que vemos que sigue ardiendo,
mientras está sucediendo
su incendio, ante nuestra vista.
La luna, en gélido aliento,
apaga el fuego voraz,
porque se siente capaz
de sofocar ese intento,
que surge en la cremación,
de abandonar, por su instinto,
ese matiz, que es distinto
y nubla su creación.
Apaga el fuego; el furor
sólo consume la idea,
para que nadie la vea
crecer sin ningún temor.
Escrito en Julio 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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