en que nos damos cuenta que, la vida
merece ser vivida, en la medida
que aunamos el tesón y la paciencia.
La dicha es disfrutar de cada instante,
que podemos gozar, sin la premisa
de andar con la premura y con la prisa
de un tiempo que nos queda por delante.
La dicha es no sentir remordimiento
de ser feliz, sin pena del entorno,
si vuelven a sufrir, por el retorno
de un negro y agresivo sentimiento.
La dicha es ayudar en la labor
de hacer feliz a aquel que lo merece,
sintiendo que también, a ti te crece
la grata recompensa del amor.
Escrito en Julio 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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