y agujerean la piedra inerte.
La piedra que permanece estática y evita
el movimiento sísmico de la tierra,
durante sus edades.
Se derrama plomo derretido
sobre las espaldas o las laderas, que gimen
en las tormentas.
Los granizos son lágrimas impías, que brotan
por los ojos que manifiestan su odio,
con total frialdad.
Todas las hojas crujen bajo las pisadas lentas,
en las interminables procesiones
de los hombres apocados, mártires
de una religión impuesta desde la más
tierna infancia.
Los gusanos mastican la tierra que será
el último lecho de todos los cadáveres,
que dejaron sus ropas a la orilla del rio
de la vida.
Hacemos señales y muescas en el calendario
que pasan inadvertidas, cuando nuestro trabajo
nos ocupa de tal manera la razón, que no
acertamos a pensar en las consecuencias
que tiene arrancar las hojas del almanaque,
como si se trataran de partes íntegras
de cada trozo de vida, que vamos dejando
durante nuestro recorrido.
Escrito en Enero 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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