viernes, 12 de agosto de 2016

Divagar entre los escollos

Si cuando defecas huele,
El excremento te duele.
La sinrazón yo la noto,
sobre la piel del escroto.

No me sirven las razones,
que salen de los cojones.
No soy un mugriento
y mi razón,
brota desde el corazón
y cultivo el pensamiento.

Vuelo sobre mezquindades,
buscando las realidades.
Si tú no sabes, yo sé,
porqué el día es un suspiro
y la noche es el latido,
que queda, cuando me pierdo,
sumido entre mis recuerdos.

Anciano de alma
y niño en mis acciones,
no sabes lo que el tiempo dispone
y eso, trastoca tu calma.

Activo e inerte,
por seguirme vida,
sin volver a verte.
No fuiste buena
¡Qué pena!.

Tu sepulcro está vacío de tesón
y tu corazón, marchito,
a las pruebas me remito
¡Ya no tiene remisión !.

Ante tu sinrazón,
cierro para ti, mi corazón.
Aleteo mortal de la vida,
sin embargo, por encargo,
cierro todas mis heridas.

Volveré de entre los muertos
con la presunción,
de encontrar un nuevo latido
y saber que habré conseguido,
que vuelva a sentir mi corazón.

Escrito en Agosto 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".

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