con tal avaricia, que ignoramos, que tras ella
nos espera la muerte.
Muda, sin respuestas, sin unos ojos que delaten,
su expresión o sus intenciones.
Tan cercana, como ajena nuestros sentimientos,
sin una piedad al uso, ya que carece de corazón.
Corazón que donó, enamorada de la vida,
a pesar de que ésta, lleva una corta existencia.
Escrito en Agosto por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".
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