con un disco amarillento,
cálido por suculento,
en su encarnado capelo.
Se rompe toda ansiedad
y ya convertida en calma,
se ha sosegado en el alma
su beneficio y bondad.
Se rompe así, cada día,
el flujo que nos sujeta
a una mortal rutina.
Se nace en otra alegría,
procurando en esa meta,
la suerte de quien camina.
Escrito en Agosto 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz"
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