que brillan con fulgor, aún más bellas,
miradas en la noche, las estrellas,
nos dejan sus ternuras celestiales.
De Dios, por Dios, así fueron creadas,
en párpados de guiños muy lejanos,
deseos que no alcanzan nuestras manos,
anhelos e ilusiones esperadas.
Los que tuvimos fe en su destello,
nos hizo recobrar esa esperanza
de celebrar la vida con su danza,
viviendo en su verdad un sueño bello.
Escrito en Enero 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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