domingo, 15 de enero de 2017

Morir, para vivir, aprendiendo del error

Me he infiltrado por lo más estrecho 
de la existencia.
Desde una muerte de cinética realidad 
a un estado de absoluta indiferencia 
ante lo absurdo.

Al segundo bote, te rebanaré 
la poca conciencia que te queda,
porque no me demostraste que te sea de utilidad su uso.
¿Has volado? No, es imposible 
que puedas hacer nada, sin que nadie
te dicte una conducta a seguir.

No hay luz en los caminos y el sudor 
te impide ver, porque desde tus cejas,
van cayendo, como en cortinas, las gotas 
y tu respiración no es, sino el poco aliento
que te queda, para seguir cometiendo errores en tu vida.

Escrito en Enero 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".

No hay comentarios:

Publicar un comentario