y callo.
No busques un arcabuz para disparar
palabras, cuando en tu boca,
no han florecido las respuestas necesarias.
El sonido es un estruendo, a veces
mal dirigido, donde las manecillas del reloj,
apenas pueden sujetar un segundo,
su alocada trayectoria.
Un disparo de voz y no podemos recoger
todas las víctimas del impacto,
ni a los ejecutores del sonido.
Proyectamos la idea, por medio de la voz,
pero la boca es un cañón impreciso,
cuando se desconoce la carga
que hemos puesto, la dirección
de esta carga y la consecuencia
que pueda tener, después de su impacto.
Escrito en Enero 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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