si nos vaciamos de perjuicios
y temores parasitarios.
Lacramos la vida, como si la existencia
llevara un remite por cada destinatario.
La atención es humo que escapa,
entre los cristales de todo aquello
que contemplamos.
Se dispersa, si, porque el centro es
un punto diminuto, que gravita alrededor
y nos confunde.
A cierta altura de la contemplación,
se armonizan todos los guarismos
que forman la ecuación perfecta
de tu vida.
Escrito en Enero 2017 por Eduardo Luis
Díaz Expósito
No hay comentarios:
Publicar un comentario