el limo primordial, creando una fase
en cuarto creciente y cerrando
el orificio, por donde escapa el mar.
Izando velas, vemos la complicidad
del viento, frente a los implacables celos
de la mar océano.
La brisa se hermana con el sol
y su suave presencia, se posa
sobre los cuerpos desnudos,
como besos que una boca perdiera,
sorprendida por el sueño.
Escrito en Enero 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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