Su belleza, una condena en el destino
de su maldad.
Capaz de transmutar la calma
en una constante agonía, arrancando
tu corazón del pecho, con sólo un gesto
o una palabra.
Siempre tuvo la razón, porque hacía
perder la razón a los demás.
Nunca se cansó de ser perfecta.
El mundo ha sido siempre un grave error
en el que vive, aunque si soy sincero...
Ella constituye el mayor error.
Siempre encuentra las palabras justas,
para humillar y degradar a los demás.
Ama la soledad, porque no soporta
la vulgaridad de sus semejantes...
Es más, ¡Nadie es semejante a su persona!.
No la odio, pero no la soporto.
Me gusta la gente sencilla, con sus notas
vulgares y otras brillantes.
Se trata de armonizar acordes
en la humanidad.
Cuando los solistas creen hacerlo mejor aislándose, terminan desafinando
de una manera espantosa.
Escrito en Enero 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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