sábado, 16 de enero de 2021

Por ese temor que nos domina.

Espectros agónicos deambulan 
con las hojas afiladas de sus tristezas 
más recientes. 
Sus ojos se enturbian y la noche  cae
con pesadumbre, sobre los ánimos 
alterados por el temor a las sombras,
que no resuelven su identidad 
en la claridad y se esconden
en penumbras inertes, bajo un claro de luna,
que levemente alumbra sus caminos.


Las madres viudas lloran el fallecimiento 
reciente de sus hijos y la soledad 
es un mercurio que se escapa del termómetro 
de la inconsciencia, para revelar una realidad 
que hiere en punzadas, controladas
 por el reloj, que intenta huir de nuestros
sentimientos más nobles.


Gotean los viejos grifos
 y las esperanzas marchitas,
 en el último reducto de su existencia,
un minuto antes de su extinción.
Cabellos de lluvia lloran  sobre el asfalto,
la ceguera de los que transitan las calles,
con los bolsillos vacíos y la angustia 
en la cartera, junto al carnet de identidad.


Y es que todo pasa en el momento 
de escupir espinas sobre el vacío 
de nuestro inconformismo, para beber 
la leche letal, de la que el conocimiento 
se amamanta en la desesperanza de saber,
que sólo fue un sueño de la razón,
buscando un orden y un sentido 
a esta vida absurda.


Escrito en Enero 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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