el saludo de buena mañana,
un paseo en la hora temprana,
una idea fugaz y otra loca.
El recuerdo, que siempre regresa
y los seres a los que quisimos,
la nostalgia de cuanto aprendimos
y una nota atrevida y traviesa.
El pasado de una juventud,
de la cual, nunca fuimos sus dueños,
lo fugaz de su tiempo, y los sueños
que brotaron de nuestra inquietud.
Los recuerdos, que en este paseo
los contemplo y encuentro un abismo,
ya no soy aquel joven, yo mismo
reconozco no ser el que creo.
Lo que fuí, era mi aprendizaje,
para ser el que soy en presente,
hay momentos en que me siento ausente
y ligero de todo equipaje.
Mi chaqueta ha quedado pequeña
y el jersey se encogió en el armario,
nuestro tiempo se agota a diario
y nos quema memoria a quien sueña.
Ya no soy aquel joven brioso,
que anhelaba el hacerse mayor,
se vencieron la duda y temor,
en un tiempo pausado y hermoso.
Es la mente, la que se entretiene,
recordando en un tiempo pasado,
los instantes, que atrás se han quedado,
pero el tiempo jamás se detiene.
Escrito en Enero 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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