y las conciencias.
Hay abismos y abruptas rocas
en las mentes descuidadas.
Se dislocan los pernos que sujetan
la cordura y el viento nos arrastra
hacia la esmeril que va desgastando
nuestro ánimo.
Se muerde con saña y sangre, las oquedades
que quedan detrás de cada renuncia
y se detiene el paso, mientras gira
la noria del mundo, a pesar de su esguince
y el desgaste en la rótula del universo.
Se agitan las aguas en las tormentas
y los granos de arena o tierra seca,
se levantan del suelo para cegar los ojos
y producir esa herida que causará
la ceguera total, en la huida del sol
hacia un horizonte frío e inestable,
sobre un trozo de hielo, que pronto
se fundirá en el agua, hasta ahogar
la última imagen de una realidad
que soñamos, tal vez ...Ayer mismo.
Escrito en Enero 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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