jueves, 7 de enero de 2021

Sólo es un juego de manos.

Una mano es una proyección de nuestro ser
hacia el infinito. Un anhelo que brota 
desde un cuerpo angustiado, que trata
de retorcer la realidad para moldear con ella 
su destino.


Una mano, un sonoro arpegio, explotando 
al golpear la palma de otra mano.
Un toque de atención hacia la mente,
que distrae sus ojos en otra dirección.



Yemas de vida en la prolongación del alma,
al expresar en el arte su contenido,
celosamente guardado.
Manos vacías, que ansían llenarse de vida
en otras vidas, de plenitud ante el vacío 
sordo de las voces apagadas 
o el material extinto entre las cenizas 
de la compasión.


Manos que baten el aire o el agua,
que danzan ante el fuego de los abanicos 
desplegados.
Manos aladas, que a los pies reducís 
al polvo cotidiano, mientras tratáis de alcanzar
esa estrella que apareciendo 
en nuestros sueños, se desvanece 
perdida entre las sombras, cuando su forma 
agoniza lentamente en cada despertar,
en cada amanecer.

Escrito en Enero 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





No hay comentarios:

Publicar un comentario