El calor que de adentro, desafía al hielo.
El gozo presentido en la diáfana estructura
del aire.
Copos tal vez, de blanca hermosura,
con el alma dormida sobre las cumbres.
Voces en lejanía y un dormitar
sobre un jergón de lana, al abrigo del hogar,
con el aliento del cálido susurro de la leña,
crepitando en el fuego.
Desde una boca se escapa el silencio
y haciendo un breve sonido, rompe
los esquemas de la quietud y la calma,
antes contraída, ante el temor del estruendo.
Pronunciar un sólo sonido es hacer vibrar
el aire quedo, acostado en el letargo
de silentes árboles, para agitar sus ramas
y despertar de su sueño todas las armonías
que componen el color variopinto
de una música indescriptible.
Desde una boca que mastica ausencias
y se alimenta de presencias...
con el pan desmigado y ensalivado,
pronuncia una oración que el vientre
necesita sentir, en una proclamación
de nutrientes que proveerá con el sonido
batiente de sus mandíbulas.
Desde una boca, el beso apretado
o distendido, cruzando el aire
hasta quedar sellado sobre tus labios.
Escrito en Enero 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario