ante los ojos sorprendidos y por su temor,
cierran sus párpados, para no ver
el rayo que atraviesa la carne desnuda,
para quemar su alma, dejándola desprovista
de ánimo.
¡Tantos años ! ¡ Tantos siglos de esclavitud!.
Se llegó a pensar y aceptar como normal,
la relación entre la sumisión del pueblo
ante el Poder, que ignoramos que tenemos
el poder y la potestad de mover el mundo
con nuestras voluntades.
El miedo siempre habitaba en nuestras casas
y sigue en ellas el molesto inquilino.
Mártires del infortunio, bajo el yugo,
aceptando de los legisladores y poderes
religiosos, la palabra “Conyugal” como
nexo de unión entre dos seres, uncidos
bajo un mismo yugo y sometidos a las leyes,
para ser dominados y privados de nuestros derechos y libertades.
Tan sólo un sagrado propósito:
Procrear en la miseria, para que nuestra prole
o descendencia, tengan el mismo aciago fin.
La libertad nace del pensamiento
y su llama liberadora es la convicción
y determinación al conseguir
nuestros propósitos, rescatando
la libertad que nos han robado y abatiendo
las censuras, apartando de nuestros ojos,
las vendas que hemos llevado durante
tantos años.
Escrito en Enero 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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