pero nadie conoce sus aristas.
El corte profundo y la cicatriz ,
que a perpetuidad deja en el alma.
El tambor que suena en la conciencia
y la lluvia ácida que lacera el interior.
Las escarpadas simas de la mente
y sus accidentados recovecos.
El suspiro que entrecortado,
se detiene al paso de la vida.
Una mirada, resbala en la lágrima de tristeza
y cae irremediablemente al abismo
de una constante depresión.
Pesadamente, los párpados se refugian,
en el olvido de un sueño inventado
y las moscas te cierran el paso
hacia la luz, que un día marcó un hito
entre la ilusión y la fingida realidad.
Entre la áspera existencia y la resolución
de seda y confianza labrada a mano,
día a día, a pesar de la frialdad de la Luna
y el monólogo épico del Sol en su agonia.
Escrito en Octubre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“ zuhaitz "
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