y sonrisas que anuncian el sol.
Lágrimas que desbordan emociones incontenidas
y cálidos brazos que confortan el alma,
cuando te rodean y te transmiten
todo el amor, que de ellos se desprende.
Bocas desgajadas en la amplitud de la alegría
y cuerpos que danzan al ritmo que la vida marca.
Vaivenes de tristezas y alegrías, en el caudal incesante
de las armonías, reverberando entre los signos borrados
de la monotonía.
Altibajos, donde la razón, escuálida en recursos
se pierde en la consecución de la obra inacabada
y surgen nubes irisadas que nos recuerdan,
que siempre amanece, a pesar de la inconstancia del sol
y el mal humor de la mañana, cuando la niebla,
no te permite ver con claridad el horizonte.
Avanzar un paso, es siempre un hito que rompe la exactitud
de las cosas, para crear otra meta, cercana o tal vez,
recóndita aún a nuestros anhelos.
De cualquier forma es la dirección que tomamos
la que perfila nuestro destino.
Escrito en Octubre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito. “Zuhaitz"
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