domingo, 11 de octubre de 2015

Reflejos de Puro Amor

A donde la ternura es un cuenco,
repleto de amor y dulzura,
dulce postre aderezado para posar
en los labios, todo el néctar,
la esencia pura que nace en la flor
de la inocencia y en la pureza del corazón.

El lugar donde la emoción es el cauce de un sentimiento,
tratando de apaciguar las tormentas 
que se originan en el alma, por la turbulencia
de los pensamientos.
Esa búsqueda en lo más interno del ser, para ofrecer,
lo mejor de nosotros mismos, cuidando el cultivo diario,
con la misma dedicación, que el primer día.

El cereal crece y brilla al sol de las sonrisas,
nutre nuestra alma y las de los demás,
dulce amor, entregado y sentido,
correspondido, como agua que se mezcla 
en otras aguas y crece en su curso y caudal,
aún siendo río, para desembocar
en la inmensidad del mar.

Mar de almíbar y de ternuras, amor para vivir
una mejor realidad y romper todos los espejos
que deformen la pura imagen que queremos reflejar.

Escrito en Octubre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito. “zuhaitz”

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