porque mis palabras son abruptas,
pero con la generosidad de reconocerlas
sin condimento, tal cual, sin limaduras,
ni aderezos al uso.
Prefiero el pequeño dolor
de una verdad sin ornamento,
que la despiadada incisión
que dejan las mentiras
disfrazadas de encanto.
Porque la falsedad se oxida
y envenena lentamente,
en cambio la verdad, por dura que parezca,
es fiel a sí misma y no traiciona,
ni su forma, ni la naturaleza
que la conforma.
Si el brillo de la pureza, daña tus ojos,
acostumbra a éstos a no resguardarse
entre las tinieblas.
Se necesita la luz, para no perderse
entre angostos caminos
y en toda claridad hay un espíritu puro.
Escrito en Octubre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
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