sábado, 10 de octubre de 2015

Tejiendo con luz un mañana

Entre los escombros de lo absurdo
de las ciudades, discurren los ríos de la emoción.
Secretamente, sin que nadie lo note,
por vergüenza al amor o descubrirse
con esa sensibilidad de viento silbando
a través de los árboles .

Bajo una pétrea máscara o caparazón  de nácar,
se halla la materia sensible del alma, que tratamos de ocultar.
El miedo crea sombras en la razón y nos sentimos 
desvalidos, ignorando que la fuerza se halla
en esa luz interior y en esa capacidad de amar.

Pero el mundo es cruel, poblado de depredadores 
y vampiros de emociones, que se alimentan
de nuestras flaquezas y nuestros temores.
  
Debemos esgrimir la espada de la palabra,
en la vertical constante del razonamiento,
bruñida con la luz de la inteligencia
y el soplo de un anhelo, que se alza 
sobre nuestras cabezas, para vislumbrar un mañana,
tejido con las esperanzas de hoy.

Escrito en Octubre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“Zuhaitz”

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