jueves, 29 de octubre de 2015

Todo antes, que el olvido.

¡Ámame, rómpeme en pedazos, 
destruye mis ansias mordiendo mi carne,
lacerando el deseo entre tus dientes!.
 
¡Rómpeme y hazme de nuevo,
quémame en tu fuego y hazme resurgir de nuevo!.
Vivo de tu aliento y me nutro del almíbar
de tu boca.

Antes la muerte, que el olvido,
antes tu esclavo, que vagar errante,
como perro sin dueño.
La soledad es una casa vacía,
sin tejado, ni techumbre y el fuego
que nos mantiene vivos, se apaga,
como se apaga la llama de la ilusión,
cuando la lágrima no cesa
y el frío en el alma se hace insoportable.

Escrito en Octubre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito. “zuhaitz"

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