banderas al viento,
fulgen entre las brasas del atardecer,
desprenden un nuevo sol tardío,
entre el cobre irisado
y el dorado de la mies, en los trigales.
Hay un río que brota de tu alma
y canta en tu boca, cuando ríes,
amo el candor de tu mirada
y ese abrazo cálido que entregas
en cada encuentro.
Me llenas de luz, cuando me miras
y de paz, cuando me hablas,
convocas a los ángeles, cuando me ves
preocupado o inquieto
y conoces mi naturaleza de duende errante,
con el poema en los labios
y la tristeza del desamor, tan presente en mi vida.
Te amo sin ataduras, con la libertad del aire
que guardamos en los suspiros.
Nos tenemos, sin pertenecernos
y es perfecto, porque eres mi amiga
y yo tu amigo.
Escrito en Octubre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“Zuhaitz"
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