lunes, 8 de febrero de 2016

A golpe de segundero

En la persecución de las horas,
se pierden los segundos
 en que nos entretenemos
en guardar objetos del pasado,
que tal vez se queden en el olvido.

El tiempo no se mide, por lo que acumulamos
en el trastero, si no en la memoria,
la experiencia mora en el ático abuhardillado,
deshabitado por la inconsciencia.

Ahora, la vida adquiere otra proporción,
porque al observar el tiempo que vivimos,
no perdemos los granos de arena, que hacen
que lo que vivimos, tenga una consistencia.

En nuestro camino encontramos el material necesario,
para hacer que todas nuestras experiencias,
tengan la solidez necesaria, para dejar la huella impresa,
tras nuestros pasos.

Cuando somos conscientes de ello, nuestros pasos
se afianzan y nuestro hechos pesan más,
que los golpes de segundero que marca el reloj,
definiendo las horas que deciden nuestra vida.

Escrito en Febrero 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz"




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