martes, 16 de febrero de 2016

El Fuego Purificador

El fuego no consume el espíritu,
lo alimenta, tan sólo la carne y sus debilidades,
quedan entre las cenizas.
El espíritu es el Ave Fénix, que remonta el vuelo
y emerge nuevamente, con renovada fuerza.
Todos los apetitos son producto de un hambre
incapaz de saciarnos, porque no es un hambre material,
es un hambre de llenarnos los vacíos del espíritu
de un Todo, que ansiamos tanto, como desconocemos,
pero que intuimos.

Conocedores del desconocimiento que nos aqueja,
buscamos esa Verdad, que nadie posee y que anhelamos,
ese conocimiento y verdad, que nos hará libres.
La carne es una cárcel o una prisión entre los huesos, 
que nos unen y sujetan a esta tierra,
donde nacimos tan terrenos e imperfectos.

Cometas al cielo, perdidos en los vientos de las tempestades
y sujetos a nuestras raíces terrenas por un fino cordón de plata,
tan sólo quebradizo, ante la implacable guadaña de la muerte.

Escrito en Febrero 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito." zuhaitz"



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