lunes, 15 de febrero de 2016

En tiempo de cosecha

Queda muy poco espacio,
cuando todo se ocupa de forma irracional,
por toda la inercia  que genera el precario tiempo,
tan mal administrado.
Los vasallos de las prisas, nos apremian,
para precipitarnos a un lecho de angustias sin fondo,
que producen una inquietud latente y permanente.

Nada puede deshacer el nudo que se produce
en nuestro ánimo y en nuestras conciencias,
es como un temor sin resolver, que nos ciñe 
y aprieta el pecho, impidiéndonos respirar.
caemos irremediablemente vencidos
por el peso de las responsabilidades impuestas
e hipotecamos nuestra libertad y felicidad,
a un desorbitado interés .

No nos detenemos a pensar, si merece la pena
el esfuerzo requerido, en compensación 
con la recompensa obtenida.
Sabiéndonos, al final, tan vacíos y faltos de ánimo,
que nos damos cuenta, muy tarde, de todo
lo que dejamos atrás sin contemplar, que se pudo
obtener la materia prima con la que se forjan nuestros sueños,
bastaba, tan sólo, el tiempo necesario y la paciencia,
para recoger los frutos que cosechamos.

Escrito en Febrero 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. " Zuhaitz"




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