en matices que se diluyen
en pinceladas de color y el sol,
cae vencido tras el peso de la jornada.
También es una promesa de claridad
de un nuevo día y una inquietud rutilante,
tras la negrura de la noche.
Amantes de las estrellas y la candidez
de una luna, cuya fría apariencia,
es acariciada por la tenue luz
de un sol, que muere de amor,
escondido en las sombras.
Amantes incomprendidos, con separados destinos,
una lágrima en el mar y otra perdida
en las vaporosas nubes del cielo.
Sólo a veces, reinan en conjunción,
sobre un mismo cielo, en un efímero instante,
donde su amor se vuelca sobre una pupila azul.
El calor de una noche de verano, hace que surjan
amores de luna llena y sol de plenitud oronda,
sobre un satisfecho horizonte pronunciado,
labio emocionado, sobre un mar de inquietas aguas.
Tersura de brillantes ojos enamorados,
contemplación de amorosos brazos,
rodeando la esfera perdida de un corazón errante,
planeta triste en busca de su órbita o motivo
para esa justificada rotación alrededor
del astro que con su amor,
ilumina cada uno de sus días.
Escrito en Febrero 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. "Zuhaitz"
No hay comentarios:
Publicar un comentario