un adiós parco en palabras
y un desamor sin un especial motivo.
Caprichos el destino o de un declarado egoísmo,
en el cual no se ha valorado
todo el amor y la atención recibida.
Margaritas, que los cerdos del interés desmedido,
devoran sin aportar nada a cambio,
tan sólo gruñidos y voces desagradables,
reproches, para justificar el desamor,
tratando de ocultar su mala intención.
Uno descubre la raza nueva de depredadores
del amor y cómo se enquistan en el corazón,
parasitándolo hasta intentar destruirlo,
ocultando su crimen y enterrando su cadáver
con tantas excusas, como sea posible.
Del amor al odio desmedido, para encubrir a duras penas,
que todo fué un ardid, un engaño, que nos sirvió
como máscara, para ocultar las más oscuras intenciones.
Hay una justicia exacta y perfecta, cuya espada
cortará la insensatez de las malas acciones cometidas
y un infierno especial, que surgirá tarde o temprano,
cuando ya no puedas soportar el peso de tus recuerdos.
Escrito en Febrero 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. "Zuhaitz"
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