sábado, 13 de febrero de 2016

Al abrir nuestras ventanas

Al entrar en la vida de alguien,
una ventana dejamos abierta,
a través de la cual, entra la novedad
y sale una parte de ti, que no volverá.
Las golondrinas del silencio,
escapan fugaces y en su vuelo,
cabe la posibilidad del encuentro
con el halcón que destroce nuestro nido.

Quien abre su alma, deja abiertas todas sus ventanas
y el frío de una mala mirada, es suficiente
para enturbiar nuestro horizonte
y el cielo, donde esperábamos volar con todos nuestros sueños.

Nadie trata de recoger las briznas de hierba
y las ramas secas, que formaban tu nido
y pretenden, que tu arregles el suyo.
Hay palabras, como cadenas, cuyos eslabones,
vas arrastrando pesadamente en tu vida
y hay personas que tratan de cargarte
el peso de sus propias cadenas.

La juventud es el sueño de una flor,
que despierta en el rocío y se va marchitando 
cada día, bajo el inclemente sol, que va madurando
nuestra vida.
De nada vale la experiencia, si con nuestras cadenas,
arrastramos todos nuestros errores.
Abrir una ventana es cambiar nuestra vida y renovar
el aire que respiramos, así que debemos tener la cautela,
de cerrarlas ante las inclemencias del tiempo.

Escrito en Febrero 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".




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