jueves, 21 de septiembre de 2017

Ese dulce sopor del sueño 

No es el vencimiento el que produce

el sueño o la fatiga.

Es esa calma que antecede a la vorágine 

que nos arrastra al abismo 

de nuestra propia inconsciencia,

durante un merecido descanso.


Es en esa  ensoñación que burbujea 

entre las sienes y ese calor de calidez

que arropa, el que produce el sopor 

y el abandono del cuerpo, 

hacia las vastas praderas 

de los sueños narcóticos

y profundamente reparadores.


En  una luna de espejos imposibles 

y gotas de lluvia, que descienden 

encendidas en luz, sobre la hierba 

verde y fresca, que crece en 

nuestra imaginación.


Tengo sueño y dejo que mi cuerpo 

caiga en un arrebatado secuestro 

de sombras y luces inciertas,

que se elevan con el ritmo 

de una respiración pausada y profunda,

como voz que emerge del alma

y nos recobra.


Escrito en Septiembre 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario