viernes, 22 de septiembre de 2017

Estirando nuestra voz

La voz se estira en el espacio,

como unos brazos que acogen 

en la calidez del corazón 

durante su entrega.


Se desgarra en el llanto, en notas

que rompen el silencio con su agudo grito.

Se amolda a la cavidad del paladar,

como un tobogán, donde jugar

con el parafraseo y la dialéctica,

pronunciando y articulando el gesto,

para dar forma a las palabras 

que nacieron en el pensamiento.


Arrullo en la calma de la noche 

y evocadora de sueños, donde los niños

se mecen tiernos, como migas de blanco pan

sobre una mesa dispuesta.


Rumor y fuerza telúrica, 

en las variantes  tormentosas de la vida.

La voz, única, vibrante y timbrada,

áspera o dulce, surgiendo del abismo

de todas las incógnitas, para llegar 

y permanecer sonando  

en todos los oídos.


Escrito en Septiembre 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito.”zuhaitz”.



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