y deseo salir.
Me ahoga la pena y angustia
y su narcótico es peor que el alcohol.
El pecho siente la demasía
del aire retenido en el suspiro
y mis ojos caen en un negro abismo,
por el peso de tantos recuerdos
que quedaron atrás.
Me pesan los pies, para caminar de nuevo,
debido al terrible cúmulo de insatisfacciones
acumuladas.
Trato de navegar en un mar
de perdidas ilusiones, pero la brújula
quedó en los bolsillos del pasado.
Ahora en el presente me debato
entre la soledad y el hastío,
hasta que vuelva a ver la claridad
en unos ojos a los cuales ame
y me amen sin tiempo, ni edad.
Escrito en Agosto 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz".
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