no pierde quien deja de ser amado,
sino quien deja de amar.
Coroné de flores tu frente
y mis labios pronunciaron tu nombre
con dulzura.
Besé tu cuerpo desnudo y no dejé
un milímetro de tu piel sin besar.
Te amé como la tierra mojada al Sol
y traté de hacerte feliz con hechos
y con palabras.
Los poemas más hermosos
son inspirados en ti y en todas
las fotografías que conservo
estás tú.
Me quedan tu recuerdo y tu ausencia,
hubiera dado mi vida por tu amor,
pero no moriré por ti, si no me amas.
Necesito curar mi corazón herido,
que tanto te amó y volverá a brillar el Sol,
aunque ya no vuelva a contemplar
la luz de rostro.
Escrito en Agosto 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito. “zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario