el ámbito estival, está cambiando
y así, sin quererlo van profetizando,
el viento raudo, que a las lluvias peinan.
Finos cabellos en gotas sucedidas,
que a la tierra bañan en estremecimiento,
tristezas del cielo, que en su nacimiento,
surcan como ríos, lágrimas vertidas.
Perladas nubes, en su semejanza,
dulce en algodón en cielo plomizo,
agoreras son del fiero granizo
destructor del campo en temible lanza.
Buscamos el Sol redondo y ufano,
su suave calor de poma madura,
que el frío y la lluvia no son la aventura,
que propicia el tiempo, viviendo el verano.
Escrito en Agosto 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz"
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