surcan tu mente a una velocidad de vértigo.
Sucede, cuando la vida se detiene un instante
y el dolor se queda un tiempo
detrás del esternón.
Cuando te planteas qué falló,
aunque nada haya fallado,
sino un imperativo de dudas
sobre tu cabeza.
Cuando buscas sin saber
una explicación, sin pararte a pensar,
que no sólo eres tú quien gira,
todo lo que te rodea, también lo hace
y todo cambia de la noche
a la mañana,
porque no sabemos vivir y aprovechar
el tiempo que nos fué dado
y mantener en alto
todo aquello por lo que hemos luchado.
Escrito en Agosto 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito“zuhaitz"
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