la extensión global del paisaje,
se pierden detalles y apenas
percibimos el discurrir del agua
en el arroyo.
No vemos al cachorro,que descuidado,
se enredó entre las zarzas
y gime por salir.
No es solución quemar los espinos y los abrojos,
poniendo en peligro la supervivencia del animal,
no es así, ni la piedad, ni el amor,
cuando ignoramos, que el motivo
es el enredo y debemos ayudar al desenredo.
El amor, aún cuando se acaba, no debe morir,
sino cambiar de vibración y donde antes hubo una hoguera,
debe quedar encendido, algún rescoldo.
Cuando alguien mata al amor, se destruye a sí mismo,
desde las almenas del egoísmo no vemos al animal herido,
que queda enredado entre los abrojos del desamor
y sólo desde el respeto y el amor incondicional,
podemos ayudar a desenredar su dolor
y ayudar a seguir su camino.
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