y conciencias manipuladas,
abiertas como cáscaras de nuez,
para introducir el miedo y la mentira.
El enterramiento de la razón,
se produce, antes de gestar ninguna idea,
antes de que se produzca la luz de fósforo,
que asoma en el brillo de los ojos,
cuando alguien da con una solución factible,
a un problema que antes se vencía sobre nuestras vidas.
El mundo gira, sin darnos cuenta de que nosotros
podemos imprimir un pulso nuevo, cambiar
la intensidad y el movimiento.
Sobre las capas superfluas de la conciencia,
subyacen otras realidades, cuyas alternativas
marcan el camino correcto hacia la ascensión.
Se trata de creer en algo que parece que quedó
olvidado en los cajones más bajos de la memoria.
Se trata de atreverse a imaginar un mundo mejor
y comenzar la labor, según los patrones,
que quedan enmarcados entre la realidad
y las fronteras de nuestra imaginación.
Se trata de desarrollar el arquetipo, que todos
y cada uno de nosotros, soñamos con ver realizado.
La meta es la consecución de nuestros sueños
y el único problema son los gruesos filamentos
que producen nuestros propios miedos,
que impiden dar ese primer paso.
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