se insinúa la curvatura de tus caderas
y la perfecta redondez de tus nalgas,
con los sinuosos pliegues que bordean tus muslos,
formando una parábola perfecta
y dejando a la imaginacion
la fruta deliciosa, que culmina
en un delicioso orificio,
prieto, como unos labios posando un beso.
Tus caderas, hermosas con el perfecto acabado
en una curva sin borde o arista,
caricia alargada o desliz de amorosa mano
sobre la seda de tu piel.
Firmeza acaso o temblor telúrico,
donde el deseo se manifiesta,
en las voluptuosas formas
que definen tu feminidad.
Adoro tu hermoso cuerpo,
que armoniza el gesto en el paso
y describe círculos concéntricos,
como campos magnéticos que me atraen,
dulce e irresistiblemente hacia tu cálida presencia.
Olas de dulce piel o miel desbordada
al borde del labio, en el último beso presentido
y deseado, en incesante lluvia de labios
o párpados buscando el origen de un sueño.
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