parece durar menos el día
y suena una melodía
de piano desafinado.
Nunca se presentan solas
las penas y las alegrías,
se repiten cada día,
como un disco en la gramola.
Siempre la misma canción,
tan sólo cambia de ritmo,
la vida con su algoritmo
repite este mismo son.
Aunque se ponga intención,
de mejorar nuestro paso,
el éxito o el fracaso
dependen de la ocasión.
Sujetos a los caprichos
de un impreciso destino,
seguimos nuestro camino
sobre un trazado predicho.
En el cual dejar constancia,
de todo lo acontecido,
lo que hayamos decidido
con relativa importancia.
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